jueves, 12 de marzo de 2015

El amor de su vida

El encuentro de dos seres apasionados
Frida decide llevar algunos de sus cuadros al célebre Diego Rivera para que este los evalúe. Ella es una persona decidida con un temperamento apasionado y difícil. Las secuelas psicológicas dejadas por su accidente, sus dolores constantes y su pierna deformada la proveen de un dramatismo y una pasión fuera de lo común. Diego queda impresionado con las pinturas de Frida, pero no es eso solo lo que le deja sin aliento. Se ha enamorado del genio Kahlo.

Pronto comienzan una relación amorosa que culmina con su matrimonio en 1929, a pesar del rechazo de la madre de Frida por esta unión. Doña Matilde Calderón estaba espantada por la diferencia de edad, el hecho de que Rivera fuera ateo y comunista y, sobre todo, por su fama de mujeriego. Calderón no se equivocaba. Esta pareja nunca fue una pareja común, su amor y convivencia, lejos de ser la calma y la placidez, es una tormenta desatada en todo momento. Genios y artistas, comprometidos con revoluciones sociales y políticas, sus obras y sus vidas están marcadas por la simbiosis entre los dos. Se aman, se desean y se torturan.
Frida ha dejado un testimonio de sus vidas, de su biografía en su pintura. Sus autorretratos van mostrando facetas de su vida finamente enraizadas con Diego. De hecho ella fue maestra de pintura en la Escuela de Artes Plásticas y ambos formaron parte del Partido Comunista.

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